La falta de interés por el tabaquismo puede estar en relación con el atractivo técnico y científico de los procedimientos de alta tecnología utilizados en cardiología, con la limitada formación en tabaquismo de los cardiólogos, con la limitación de recursos humanos y financieros dedicados a este área y con la percepción de que el fumador es en parte responsable de su enfermedad. La ausencia de financiación de los medicamentos para dejar de fumar refleja el desinterés de la Administración, por el tratamiento del tabaquismo. Por último, el cardiólogo y el médico en general viven la recaída como un fracaso, que resulta desmotivador para futuros tratamientos.
El 90% de los consumidores regulares de tabaco son adictos a la nicotina, una de las drogas con más capacidad de generar adicción. Esto convierte el tabaquismo en un factor de riesgo cardiovascular de tratamiento muy complejo. El diagnóstico y tratamiento óptimo está fuera de nuestro alcance, dada la alta prevalencia. Pero esto no puede ser una excusa para dejar de tratar un factor de riesgo cardiovascular que es, además, la primera causa de muerte evitable en nuestro entorno.
La mayoría estamos de acuerdo en que el tabaquismo es una adicción grave cuyo tratamiento óptimo requiere la mayoría de las veces un abordaje complejo y multidisciplinar. Como este abordaje ideal es imposible y puede conducir a la conclusión equivocada de que no se puede hacer nada, en la práctica, resulta mucho más operativo considerarlo un factor de riesgo como cualquier otro y dedicarle al menos el mismo tiempo que dedicamos al tratamiento de la hipertensión arterial, la dislipemia y la diabetes. Hay extensa evidencia científica que demuestra que el consejo breve , y la utilización de medicamentos, consiguen índices de abstinencia mucho más altos que los intentos de dejar de fumar sin ayuda.
El objetivo de este documento es que los cardiólogos dediquemos de forma sistemática y eficiente 3 minutos de nuestro tiempo a ayudar a dejar de fumar a nuestros pacientes cardiovasculares. Si pasamos de la casi completa pasividad actual a dedicar 3 minutos de tiempo bien aprovechados y articulamos mecanismos para un seguimiento aceptable del tratamiento farmacológico, habremos dado un paso importante en el manejo de este factor de riesgo cardiovascular.
A continuación exponemos una estrategia de tratamiento sencilla que consumiría, una vez automatizada, apenas 3 minutos de tiempo por cada fumador. No aspiramos a que sea la estrategia más eficaz pero sí la más eficiente teniendo en cuenta los recursos disponibles.
Este documento se ha elaborado partiendo de un texto que fue discutido en la reunión del grupo de trabajo de tabaco que tuvo lugar el día 10 de marzo de 2011 en la Sede de la Sociedad Española de Cardiología. Como resultado de la discusión se elaboró un documento que fue modificado hasta obtener una versión final consensuada.