Un estudio publicado en The Annals of the Thoracic Surgery demuestra que los niveles elevados de urea en sangre junto con los factores de riesgo convencionales (tabaquismo, colesterol elevado, hipertensión, sedentarismo, diabetes y obesidad) aumentan el riesgo de padecer un ictus postoperatorio. Las personas que presentan valores de urea en sangre superiores a 25 mg/dl muestran una enfermedad vascular renal, una patología que también puede estar presente en los vasos intracraneales y que puede acabar desembocando en un ictus. Las posibilidades de sufrir un ictus postoperatorio tras una intervención cardiaca se sitúa entre un 0,8% y un 9%, un porcentaje que se puede reducir casi en un 10% si se controlan los factores de riesgo.