Un análisis de más de 100 trabajos concluye que los valores máximos recomendados actualmente deben bajarse aún más en la mayoría de los pacientes. Este metaanálisis llega después de la publicación del estudio Sprint, que siguió dos grupos de personas: a unos se les redujo la tensión máxima a menos de 140 mmHg mientras que en el otro grupo la reducción fue de 120 mmHg. "Los beneficios fueron tan claros para los que recibían un tratamiento para bajar la tensión más agresivo que a los poco más de 3 años de seguimiento se suspendió el estudio y se pasó a todos los pacientes al grupo que perseguía el objetivo más estricto. Sin embargo, hay excepciones para las personas con insuficiencia renal o insuficiencia cardiaca", explica la Dra. Almudena Castro, presidenta de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la SEC.